La Historia

Historia de la Iglesia dentro de la Cárcel de Olmos

La Iglesia en la cárcel se llama “Cristo la Única Esperanza”, y estos presos “libres” presentan un caso muy convincente para este enunciado.

Lo hermoso de Olmos es que sólo Dios pudo ser el autor de tal increíble historia.

Después de ver esta Iglesia en acción, sabrás que nada es imposible y que nadie puede hacerlo sino por fé. La gracia de Dios puede aparecer en los lugares más inesperados. Tras las rejas o no, ¡la libertad sólo se encuentra en Jesucristo!

En Agosto de 1951 fue la primera visita registrada de un pastor evangélico a la cárcel de Olmos. Muchos otros continuaron entre 1951 y 1983 pero un genuino avivamiento nunca había ocurrido.

En 1983, ocurrían motines en la cárcel. Las violaciones y los asesinatos en las áreas circundantes a los presos eran casi imposibles de controlar. Hasta el final de 1987, la violencia fue abundante en la prisión. Los presidiaros conocidos como “los pitufos” aterrorizaban a otros presos. Durante este período, los presos comparaban la cárcel con un queso, debido a la cantidad de agujeros y la habilidad de los presos de moverse de una celda a la otra. La cárcel a veces estaba en manos de los presos.

El cuarto de cinco pisos de la cárcel de Olmos, era conocido como el piso de los elefantes. Era un centro de poder donde toda clase de conductas criminales incluyendo motines, drogas, asesinatos y violaciones eran instigados. Los motines comenzaban en este punto álgido de maldad y se dispersaban por todo el sistema provincial de cárceles dejando así muchos muertos en su despertar. Sacrificio de animales y ritos satánicos eran prácticas comunes en la cárcel. De esta forma, ellos se sometían constantemente al dominio satánico.

Los presos decían que podían ver demonios en la aparición de enanos, subiendo y bajando por las escaleras. Numerosos testimonios cuentan la abrumadora presencia del diablo gobernando en la cárcel. Los presos reconocían que Olmos era el líder de las cárceles de la provincia de Buenos Aires. EL cuarto piso controlaba espiritualmente a todo el sistema presidiario de la provincia. Motines, asesinatos y violaciones eran abundantes en la cárcel. El caos espiritual estaba en todas partes.

Los Comienzos de Juan Zuccarelli dentro de Olmos

En 1983, estaba caminando en la ciudad de La Plata, y el Señor le habló y le dijo que debía ministrar en las cárceles. Al principio rechazó la idea porque nunca había tenido vinculación con ningún preso. Pero finalmente, junto a su esposa Mary, comenzaron a dar los primeros pasos, orando por la cárcel.

En aquellos días no había ninguna manera de entrar en las cárceles a predicar. Un hermano en la fe, le sugirió ser guardia cárcel y trabajar para el Servicio Penitenciario Bonaerense. Más tarde fue a verlo para decirle que sentía de parte de Dios que Juan debía ir a la cárcel de Olmos.

Juan nos cuenta: “Por fuera ésta era la voluntad de Dios, pero por dentro le preguntaba a Dios sino había algún error. Me sentía extraño el primer día. En aquel momento no había escuela de suboficiales por lo tanto nos dieron una orientación dentro de Olmos. Tuve dos instructores allí. Uno de ellos nos explicó de los derechos y responsabilidades para cada persona y de lo que podíamos o no podíamos hablar. La política era un tema prohibido. Levanté mi mano y pregunté al instructor si había algún problema en hablar de religión. Me preguntó cual era mi religión y le contesté que era cristiano evangélico. Me contestó que odiaba a los evangélicos. Si sos evangélico vas a tener muchos problemas conmigo, me dijo. Desde ahora yo soy la voz de Dios para vos. Luego me echó de la oficina. Aquél oficial en la actualidad es un siervo del Señor.

Después de este pequeño incidente fui enviado a custodiar el paredón con un arma para asegurarse de que ninguno se escape. Cuando regresé a trabajar el lunes mi jefe me llamó a su oficina. ¿A quién conocés acá en la cárcel?, me pregunto y después me explicó que había llegado una orden donde se suponía que yo iría a trabajar en las oficinas administrativas de la cárcel. Más tarde contesté: realmente tengo un amigo aquí, Jesús de Nazaret! Gloria a Dios!, y me echó de su oficina.

En la nueva oficina donde trabajé, ví varias personas venir al Señor. Dios había comenzado a tocar a algunas de las autoridades de la cárcel, pero todavía no podíamos hacer nada por los presos. Las reglas no lo permitían. Los primeros tiempos fueron muy duros, de 3000 internos solo 4 eran cristianos”.

Uno de los evangelistas de la Iglesia que pastoreaba Zuccarelli fuera de la cárcel, José Luís Tessi, tuvo un fuerte llamado al ministerio de la Cárcel. Comenzó a visitar Olmos y encontró que había una radio AM que no estaba en uso porque los equipos estaban rotos. Entonces comenzaron a buscar donaciones. Hablaron con las autoridades y les dijeron que arreglarían la radio si les permitían tener programación cristiana. Estuvieron de acuerdo, así fue. Le dijeron al primer Pastor interno que juntara a algunos de sus compañeros de cárcel para hacer algunas reuniones y de allí comenzó a formarse un pequeño y lindo grupo. Nos cuentan que la atmósfera espiritual era todavía difícil pero llegando el año 1985 Zuccarelli, Tessi y los presos trabajaban juntos para hacer una campaña evangelística dentro de la cárcel.

Era una idea loca y nada como eso había ocurrido en una cárcel de la Argentina, pero asistieron alrededor de 300 presos y cerca de 100 se entregaron a Jesucristo. Tessi dio un mensaje que impactó profundamente en los presos. Y cuando oraron, el Señor sanó la enfermedad y liberó la opresión tanto de presos como de guardias. Además, una calma santa reinó en el ambiente del auditorio de la escuela de los presos donde se llevó a cabo la campaña. Esto fue oído por todos los presos. Como resultado, las autoridades concedieron el permiso de realizar reuniones dos o tres veces por semana. Esto fue revolucionario para el ministerio de la cárcel en la Argentina.

Una iglesia se comenzaba a formar.

En los siguientes años, Dios comenzó a levantar líderes entre los presos. Tessi comenzó a ayudarles con estudios bíblicos casi todos los días. Un hombre al que llamaban “chiquito Delgado” se unió a García en el liderazgo. Zuccarelli continuaba trabajando en la administración de la cárcel lo cual le facilitaba la entrada de los hermanos a la cárcel como así también le permitía acceder a la administración de donaciones para los hermanos presidiarios. García y Delgado terminaron sus sentencias y dejaron Olmos pero Dios levantó a Héctor, José y Jorge para tomar sus lugares. Desde 1985 a 1988 ellos vivieron con los presos que aún no eran cristianos y tuvieron muchas luchas en su caminar con Dios por arreglos de convivencias. Arrepentirse y convertirse en cristiano es un signo de debilidad en la cárcel, y la debilidad te hace blanco de los ataques de otros presos, quienes perseguían severamente a aquellos que profesaban su fe en Jesucristo.

Los cristianos eran maltratados constantemente durante este tiempo. Reconociendo que vivían en una zona de guerra, vivían ayunando y orando.

En las celdas evangélicas, la disciplina cristiana crecía entre los hermanos. Un libro escrito por Yiye Ávila les enseña como orar y ayunar, y comenzaron a formar cadenas de oración. Hasta el punto de orar y ayunar por 72 días seguidos pidiendo por más celdas dedicadas para los evangélicos.

En un promedio de casi una celda por mes, los evangélicos comenzaron a adelantarse en tomar la prisión para Cristo. Para fines de 1987 ocuparon una celda en cada uno de los cinco pisos. Luego, a principios de 1988, tomaron seis pabellones del cuarto piso. Los hermanos se sintieron como si hubieran entrado a la Tierra prometida el día en que todos se mudaron al cuarto piso.

En 1991 la Iglesia quedó a cargo de Ramón, Daniel y Antonio. Tres hombres de Dios tomaron aquel lugar. Zuccarelli fue nombrado como persona responsable de los cultos no católicos en la prisión de Olmos. Después de muchos años de lucha y oración, el sueño empezaba a cumplirse. El 51% de la población interna de Olmos, se habían convertido al evangelio. Todo el tercer y cuarto piso eran parte de la iglesia.

Pero los desafíos crecían para Zuccarelli. El jefe de la unidad Neuropsiquiátrica de Melchor Romero, le pidió que realicen allí lo mismo que en Olmos. En ese momento el Pastor interno de Olmos era Ramón Ávalos. Ramón había llegado a Olmos con esquizofrenia, fuga mental, 37 delitos, era analfabeto, había sido Pai umbanda y era un hombre muy agresivo que tomaba diecinueve psicofármacos al día. Dios hizo un milagro sanándolo, salvándolo y restaurando su vida; los pastores comenzaron a enseñarle a leer y a escribir. Ramón pastoreaba a los 1.500 internos de Olmos, cuando Zuccarelli le pidió que sea el primer misionero intercarcelario. Lo trasladaron a la Unidad Nº 10 de Melchor Romero, para comenzar una Iglesia en aquel lugar.

Dios se manifestó con milagros, sanando, liberando y bautizando a muchos. Después de esto entendieron que podían formar iglesias dentro de otras cárceles fuera de Olmos, así que decidieron enviar internos como misioneros a otros penales y esto dió un resultado extraordinario. Al poco tiempo se construyeron cárceles y los directores penitenciarios pedían al pastor Juan, que se trasladen a hermanos en la fe, de Olmos hacia las nuevas unidades, para garantizar el buen trabajo. Fue así como se pudo obtener pabellones cristianos en todas las cárceles de la Provincia de Buenos Aires.

A lo largo de los años Zuccarelli creyó que esta era la visión que Dios le había dado: formar Iglesias dentro de las cárceles, con sus pastores y líderes internos; pero la visión, según explica el pastor, es como una montaña, cuando se llega a la cima Dios te muestra que hay una más alta y podes hacer dos cosas: quedarte a descansar en la cima o conquistar la próxima.

Fue ese el momento en que el gobierno de la Provincia de Bs. As. Lo llamó haciéndole la propuesta de tener una cárcel totalmente cristiana. Con fe, aceptó. Le dieron una vieja cárcel para ciento diez internos. El prefecto Daniel Tejeda, fue el primer Director de dicha unidad. En función de los resultados, llego la propuesta de reproducir el trabajo en una cárcel más grande, de aproximadamente 300 internos. Esta cárcel no tenía nombre oficial, el gobierno le preguntó a Zuccarelli cómo se llamaba la Iglesia en Olmos y el pastor les dijo: “Cristo la Única Esperanza”, entonces oficialmente la Unidad 25, se llamó de esta manera.

Dicha cárcel, única por sus características, se ha convertido a lo largo de todos estos años en un modelo. En nuestro país, distintas provincias tomaron su ejemplo. En el ámbito internacional, muchos lugares del mundo, como Hong Kong, Malasia, Rusia, Inglaterra, Alemania, Suiza, India, EE.UU, México, Perú, entre otros, pusieron en práctica el programa. En Johanesburg y Pretoria (Sudáfrica) honraron el ministerio adoptando el nombre de Cristo la Única Esperanza, para sus iglesias dentro de la cárcel.

Si bien el pastor Zuccarelli recorrió más de 40 países dando conferencias, llevando el modelo aplicado en Olmos, cabe destacar su labor en nuestra querida provincia. Actualmente el 38% de la población de las cárceles de la provincia de Bs. As. es parte del programa y han pasado más de 35.000 internos por su ministerio. Y su labor ha trascendido las rejas, desde el año 2000, preside una granja de reinserción social de 96 Hectáreas, en Magdalena, donde se alberga y enseña diferentes oficios a ex-internos para que su posterior reinserción en la sociedad sea favorable. (ver sección granja).

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